Yo no he sido el ser más religioso del planeta. Quienes me conocen, saben que siempre estoy cuestionando sobre la existencia de Dios y sobre todo las religiones.
Yo se que hay un ser superior a nosotros que siempre nos manda las peores plagas, los desastres naturales más horribles y las tragedias dignas de una película de horror. Siempre he dicho que Dios, no es perfecto, que tiene sus fallas y que si nos creo a su imagen es porque también comete errores.
Quiero pensar que Dios es aquel padre estricto, que te castiga si no cumples sus reglas, pero que también te anima y reconforta cuando ya no puedes más.
Dios ha estado presente en mi vida desde que tengo memoria, eso no lo pongo en duda. Ha esgado desde aquel accidente que dejó una cicatriz en mi frente, desde aquella vez que, sentada a solas en mi cuarto, clame por su ayuda. Ha estado en cada una de mis desventuras, enfermedades y momentos en los que ya no he querido vivir y en los momentos que me he agarrado a la vida de uñas y dientes. Estoy, totalmente, segura de que él me escucha, me lee, me mira y me abraza. Yo no pongo en duda que su amor ha estado en presente cuando me dio una hija, cuando mi hija enfermo. Él, aunque no sea de la forma que esperamos, siempre está ahí.
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